¿Te subes al último barco?

Yo que soy poco amiga de los libros eternos, tenía miedo de entrar en este último barco y quedarme sin fuelle a medio camino. Pero menos mal que decidí ir a por todas. Gracias a «disponerme para la aventura», he conseguido leer el mejor libro de Domingo Villar y uno de los mejores de este año, publicado en gallego.

Ésa es quizá, otra historia…la de la industria del libro en gallego, de la que, puede ser, que hablemos otro día. Pero sí, leí este título en gallego. Porque llegó a mi así: fue un préstamo de mi compi del club de lectura y porque, aunque me consta que Villar trabaja ambas ediciones de manera separada (una no es traducción de la otra), hay expresiones y caracteres que se disfrutan más en gallego.

o ultimo barco

Grande el trabajo de Villar para hacer de Leo Caldas un personaje cercano, fuera de los perfiles habituales del detective conformados por películas/series/libros y que cae bien a todo el mundo. Es un policía no tan «negro», más de lo común, digamos. Menos personaje y más persona. Aunque la creación ficcionada de alguien así no es nada común, ni fácil. Villar no sólo hace que se sostenga estupendamente como protagonista de estas historias suyas, sino que le confiere de unas características muy realistas.

La ambientación es para mi, sublime. Mucho más trabajada en este libro que en los anteriores, a pesar de dejar de lado localizaciones antes recurrentes. Y con una terna de personajes secundarios que aún guardando algunos,  ciertos estereotipos (pensemos en Estévez, por ejemplo), son capaces de dotar a la historia de la enjundia necesaria para que las 700 páginas pasen como un suspiro al lector/a. Si bien sigo pensando que lo podría haber adelgazado un pelín y no pasaría nada…

Pero ¿de qué trata «El último barco«? Todo comienza cuando en la comisaría viguesa entra el eminente cirujano Víctor Andrade para denunciar la desaparición de su hija Mónica. Y claro, una desaparición con denuncia ante la policía, ya sabemos a dónde nos lleva. Contar más no es necesario.

Las historias de este detective («La playa de los ahogados» y «Ojos de agua» son las anteriores) llevan consigo muchos otros «extras» que el lector/a agradece mucho. Especialmente resultan interesantes para quien es, como yo, curiosa, ya que hay varias referencias literarias/musicales que te llevan a pensar porqué están ahí.

Mención aparte merece, para mi, su libro de los idiotas. Un invento del padre de Leo Caldas, consistente en un cuaderno en el que va anotando el nombre de personas cercanas y no tanto, que son susceptibles de merecer el adjetivo. De allí pueden ser borradas, si se justifica; o bien quedar con ese marbete para siempre. Real como la vida misma.

Tanto si eres seguidor/a de la novela de detectives o policial (no así negra, que no la calificaría de ese modo) como si no lo eres especialmente, te invito a que te subas a este último barco. Se trata, sin duda, de una obra que te lleva fácilmente, como agua que fluye y que consigue de forma efectista mantener el interés y la intriga.

Tal y como mencioné en el post anterior , Domingo Villar guarda cierta relación con Gabriel Rolón en cuanto que ambos se han convertido en autores súper ventas. Ambos tratan temas detectivescos/policiales, pero me decanto por Villar sin duda alguna. Ha sido capaz de crear un personaje sobre el que pivota cualquier tipo de historia, sin miedo a caerse, seguramente por las dosis de verosimilitud a las que antes aludí y al conjunto de secundarios que lo acompañan: fuertes, redondos y con los que es fácil empatar.

Si lees la obra y te gusta contrastar impresiones, en este hilo de Bookcrossing, hemos ido desgranando nuestra lectura A2. ¡Que además, la he leído acompañada!

 

 

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